lunes, 28 de marzo de 2011

Mujeres y Literatura

En el mundo de la literatura, como en todos los demás ámbitos de la creación, de la gestión, de la artesanía, de la moda y del trabajo en general, la mujer ocupa un lugar secundario con independencia de la calidad de su obra y de la potencia de su imaginación. Sabido es como se nos permite en cambio ser las reinas del hogar donde podemos hacer sin permiso ninguno todo lo que nos apetezca y en el orden que prefiramos, coser, fregar, remendar, cocinar, ir de compras y de visita, cuidar de los hijos y del marido e incluso en hogares muy benevolentes se nos da carta blanca para decorar. Y si queremos trabajar también se nos permite siempre que nos conformemos con cobrar un 40% menos por el mismo trabajo que los hombres . Pero dejemos para otro día esta forma de entender la situación de la mujer en el mundo que tantas personas consideran hoy superada, anticuada incluso, y vayámonos al mundo de la literatura.


Los expertos, que en este asunto hasta hace muy pocos años eran únicamente hombres, esgrimen argumentos según los cuales la mujer no sabe moverse de su propia intimidad, de lo que piensa y siente, de los problemas específicos de su feminidad, incapaz de trascenderlos y convertirlos en problemas generales que despierten el interés de todos, hombres y mujeres, y no solo del mundo femenino. Lo cual no es cierto porque ahora mismo se me ocurre que quien mejor ha sabido expresar su intimidad y los secretos de sus sentimientos más ocultos ha sido precisamente un hombre, el genial Marcel Proust.


Si escribimos en primera persona o la protagonista de nuestra novela es una mujer nos lo hemos oído decir muchas veces: “Escribe usted novela femenina”. A nadie se le ha ocurrido decir que es autor de novela femenina Tolstoi por Ana Karenina, Flaubert por Madame Bovary o Clarín, por La Regenta.


No es cierto, además, porque hay mujeres buenísimas en novela policiaca, en novela de ciencia ficción, en literatura infantil –con ventas de millones de ejemplares-, en novela histórica, en poesía amatoria o mística, en novela social, en cualquier tipo de novela o ensayo que en muchas ocasiones alcanza mucho más éxito que las de los hombres pero que raramente son reconocidas por ellos, con la misma intensidad y entusiasmo con que promocionan, critican y aceptan las de sus congéneres. Y es que ni siquiera en lo que hacemos bien, contamos.


Sólo unas cuantas mujeres han logrado pasar a la historia de la literatura, algunas han tenido que cambiarse el nombre para ser no solo aceptadas sino vistas, como Georges Sand; otras poniendo sus asuntos e intereses en manos de sus progenitores, como las hermanas Brontë. Incluso en nuestros días las que han llegado a ser reconocidas (si a reconocimiento oficial y académico nos referimos) lo han sido desde luego mucho más tarde que los hombres y casi siempre una vez están muertas.


Pero ahí siguen las mujeres, no luchando por un lugar en la Historia sino por expresar lo que sienten y lo que les dicta su portentosa imaginación.


El Mundo Digital. Blogs. Mujeres y Literatura.

http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/ellas/2011/03/28/mujeres-y-literatyra.html. [Consulta: 28/03/11]

domingo, 27 de marzo de 2011

Las ventas del sector editorial español descendieron un 7% en 2010

La caída está motivada, en parte, por la menor facturación de libros de texto, que el año pasado bajó en torno a un diez por ciento

La crisis económica "ha arrastrado" finalmente a los editores españoles, cuyas ventas descendieron en 2010 un siete por ciento, motivado en parte por la menor facturación de libros de texto, que el año pasado bajó en torno a un diez por ciento. Estas "estimaciones" las facilitaron hoy el director ejecutivo de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), Antonio María Ávila, y el nuevo presidente de la misma, Antoni Comas, en un encuentro informativo en la sede de Efe y en el que quedó claro que, "si no se ataja la piratería, el sector editorial puede desaparecer a medio plazo".

"Si no tenemos un marco legal que proteja la propiedad intelectual, dentro de veinte años estaremos hablando de que, una vez en España, hubo una industria editorial importante que aportaba el uno por ciento al Producto Interior Bruto (PIB) y que tenía 30.000 puestos de trabajo fijos y otros tantos indirectos", aseguró Comas. Aunque los datos del comercio interior del libro correspondientes a 2010 no se cierran hasta el mes de mayo o junio, las estimaciones que barajan los editores sitúan las pérdidas en un 7 por ciento y las previsiones "más optimistas hablan de un cuatro por ciento", señaló Ávila. Por primera vez, los editores se enfrentan a "una bajada anómala" que se mira con preocupación en un sector que no suele tener grandes ganancias en tiempos de "bonanza económica", pero al que las crisis tampoco le afectaban demasiado.

"Han cambiado las tornas y sufrimos la crisis económica por las restricción al consumo y la bajada de ingresos que han experimentado los profesionales, que son los mayores compradores de libros", afirmó el presidente de la FGEE. Ávila cree que, junto a "la ralentización del mercado", las caídas que han sufrido las ventas de libros de texto, debido a las políticas educativas de las comunidades autónomas, que en algunos casos aplican la gratuidad, "arrastran al resto del sector". Los frecuentes cambios de planes educativos han hecho subir el precio medio del libro y perjudican a las editoriales especializadas.

Restricción del gasto en bibliotecas

Algunas de ellas "han pleiteado con el Ministerio de Educación por el último plan que se aprobó. Han ganado en el Tribunal Supremo un recurso de responsabilidad patrimonial por haberles obligado" a preparar nuevos libros "cuando ya tenían impresos los anteriores", dijo Ávila, que no dio cifras de indemnización porque "la demanda la han planteado las empresas". También "se ha notado mucho" la restricción del gasto público en Bibliotecas, que se puso en marcha con la ley del libro. El recorte procede tanto de las comunidades autónomas como del Ministerio de Cultura. Sin embargo, el año pasado la exportación funcionó bien y subió el 5,8 por ciento. La cifra final se quedará en el 3,8 por ciento, si no se tienen en cuenta las publicaciones gráficas, comentó Ávila.

En 2011 las previsiones de exportación siguen siendo "optimistas"

"América ha respondido muy bien y, si no han subido más las cifras globales, es porque sigue cayendo la venta de fascículos en Europa", afirmó el director de la FGEE, quien también destacó que la facturación de libros "vinculados a la enseñanza del español, ha crecido un 40 por ciento". En 2011 las previsiones de exportación siguen siendo "optimistas" porque los editores "se están volcando en vender fuera". En febrero de este año las ventas al exterior subieron "un 20 por ciento más que el mismo mes de 2010", indicó Ávila. En el mercado árabe también hay buenas expectativas y, este año, los editores españoles han participado "por primera vez" en la feria del libro de Abu Dabi, donde en 2012 España será país invitado.

Libros digitales, más atrasados que EE.UU.

En cuanto a la implantación del libro digital, España está "más atrasada que Estados Unidos, pero no más que otros países europeos", aseveró el director ejecutivo de la FGEE. "Las ventas no son las deseadas, pero es un problema general", apostilló Comas. Uno y otro hicieron hincapié en que el proceso de digitalización "no es barato". Digitalizar un libro le puede costar al editor "unos 100 euros". Las editoriales están haciendo "un esfuerzo muy importante en invertir más capital y, de momento, no hay retorno", subrayó el presidente. De momento, los editores sitúan las pérdidas por piratería en "200 millones de euros", aunque no hay cifras exactas.

"Lo que sí hemos notado cada vez más es que la mayoría de las novedades editoriales llegan a la red. Parece que las captan en el envío de la editorial a la imprenta", afirmó Ávila. La denominada ley Sinde es, "como todas las leyes, perfeccionable", pero puede servir para combatir la piratería, señalaron los responsables de los editores, para quienes "el problema" de la sociedad española es "el absoluto desprecio" que tiene al trabajo del sector cultural.

Libros. ABC Digital. Las ventas del sector editorial español descendieron un 7% en 2010. http://www.abc.es/20110323/cultura-libros/abci-ventas-sector-editorial-201103231428.html. [Consulta: 27-03-11]

Recetas de superventas

Para algunos, el «best seller» es un molde, una combinación de ingredientes, una categoría previa. Para otros, es sólo el termómetro de la recepción de la obra literaria. En general, los que están de acuerdo con la primera definición son los defensores del canon literario académico, y los de la segunda, los que apuestan por el «canon real», lo que se lee de verdad.

Con un pie en cada orilla de la vida cultural suelen estar más los periodistas que los eruditos, y uno de ellos, Sergio Vila-Sanjuán, es un ávido lector de volúmenes con varios ceros estampados en la portada como reclamo publicitario. En un ensayo intenta dibujar el árbol del que brotan.


Preocupaciones colectivas

«En contra de lo que se suele decir, un ‘‘best-seller’’ no es marketing. Todo lo contrario. Lo que hace es crear tendencia, surgir como una sorpresa. Sí son marketing las secuelas, continuaciones o imitadores», asegura Vila-Sanjuán, que puso como ejemplo «Lo que el viento se llevó» o «El código Da Vinci». «Son imprevisibles», opina el autor de «Código best seller», que, en todo caso, cree que deben tener algo fundamental, «captar las preocupaciones colectivas», conectar con los fantasmas de la sociedad de un momento. Dan Brown escribe después del 11-S, con un mundo ávido de conspiraciones; Mitchell cuenta las tribulaciones de Escarlata O’Hara cuando empieza a esbozarse la lucha por los derechos civiles; incluso «Siddharta», escrito en los años 20 por Herman Hesse, erudito alemán y antibelicista, tuvo que esperar para tener éxito 40 años, hasta que el contexto fue propicio. «Fueron los hippies americanos de California los que adoptaron el libro, y luego, todo el movimiento contracultural. Casos parecidos son los de Bonjour tristesse» (Sagan) o «Doctor Zhivago» (Pasternak).

También hay argumentos para los que aseguran que los superventas se fabrican. Vila-Sanjuán los enumera: movilizan siempre grandes emociones, tienen un lenguaje claro que huye del barroquismo, están repletos de acción, intriga dosificada, y, en muchos casos, sin pudor a la hora de recurrir a «los recursos clásicos del viejo folletón y la novela gótica». ¿Ejemplos? Más de setenta, desde «Ivanhoe» (1819) hasta la trilogía «Milleniun» de Larsson (2006), y en el que caben «Los tres mosqueteros», «Cien años de soledad», «El principito», «El padrino», «1080 recetas de cocina», «Carrie», «La piel del tambor» y «¿Quién se ha llevado mi queso?». «Estos libros abren un espacio cultural», dijo el autor siguiendo una reflexión de José Antonio Marina, que prologa el volumen: «Leer satisface al cerebro humano porque su forma de conocimiento es narrativo», dijo el pensador. «A Harry Potter se le considera el mayor estimulador de la lectura de la historia de Gran Bretaña», remachó Vila-Sanjuán. «Leer nos hace más inteligentes. Nos lleva directamente, químicamente, a ser mejores», zanjó.

Dickens y los megaventas

Pocas veces ocurre, pero hay grandes éxitos de ventas que ponen de acuerdo a público masivo y académicos, como «Cien años de soledad» (García Márquez), «Historia de dos ciudades» (de Dickens, en la foto de arriba), o, al menos, escritos por intelectuales relevantes, como «El nombre de la rosa» (Umberto Eco). De esos cada vez hay menos, según Vila-Sanjuán, que ha creado otra categoría: los «megaventas» que superan los diez millones de ejemplares. La saga «Harry Potter», y la trilogía «Millenium», entre ellos. Españoles hay uno: «La sombra del viento», de Carlos Ruiz Zafón.

Libros. La razón digital. Recetas de superventas. http://www.larazon.es/noticia/7826-receta-de-superventas [Consulta: 27/03/2011]


El peligro no es lo digital; es la gratuidad

Hay un barco en miniatura en algún lugar del espléndido despacho que tiene Antoine Gallimard en la editorial que su abuelo Gaston fundó hace ahora un siglo.


Están, también, los libros de la Pléiade, la colección intachable de clásicos que esta editorial "que condiciona el juicio literario francés", como recoge Pierre Assouline en su monumental biografía del fundador.


Y está, claro, la atmósfera que el mismo Antoine, al frente de este transatlántico de la cultura europea, ha creado para seguir haciendo de Gallimard un faro editorial del siglo XX dispuesto a surcar una navegación dificilísima, la de los retos oceánicos del siglo XXI. Él está dispuesto, dice.

Es marinero; a veces, dice Gustavo Guerrero, responsable de la línea hispanoamericana -tan importante en Gallimard-, Antoine deja este despacho, que está al lado de su casa, donde le fotografió Daniel Mordzinski, y se va por esos mares, solitario, a leer, a recargar su manual de instrucciones para llevar adelante este barco.


Ante este marinero nos sentamos, en ese despacho sobrio desde cuyas paredes nos mira la Pléiade.


Pregunta. ¿Cómo ve un gran editor el porvenir del libro?

Respuesta. En primer lugar, no hay grandes editores sino, simplemente, editores, ya sean grandes o pequeños. No me preocupa el lugar del libro en el futuro. Estoy seguro de que seguirá siendo extremadamente importante. El libro digital, lejos de suponer el fin del libro, es una nueva oportunidad para este. Un libro no es simplemente una alineación de caracteres, una maquetación, unos capítulos..., y el libro digital no hace más que añadir un cuerpo nuevo, un peso nuevo al libro tradicional. El libro digital, como la fotografía, permite una gran flexibilidad: diferentes formatos, reimpresiones limitadas. Por lo tanto, es una oportunidad para enriquecer el catálogo y mantener los libros vivos. Creo que el porvenir del libro depende a la vez de los editores y de los autores. Para ejercer este oficio no solo hay que amar la literatura, sino también a los escritores y a la gente, al público. Es un oficio que surge del afán de compartir, a través del libro, universos secretos. Vargas Llosa lo dijo muy bien en su discurso del Nobel: "Cuento historias para hacer que la vida sea mejor". Siempre necesitaremos historias para mejorar la vida. Por eso creo que el libro tiene un brillante porvenir.


P. ¿Es usted optimista desde hace tiempo? ¿O desde el momento en que todo el mundo ha empezado a ser pesimista?

R. Creo que hay que ser voluntariamente optimista. Lo que más me ha preocupado en los últimos años no ha sido la aparición del libro digital, sino una nueva manera de buscar satisfacción en las comunidades adolescentes, que han sumado al tiempo dedicado a la televisión toda una plétora de actividades y prácticas sociales en Internet, de manera que cada vez disponen de menos tiempo para leer.

P. ¿Y es posible que los jóvenes vuelvan a los libros?

R. Siempre es difícil protegerse de las dificultades de la vida. Están ahí, hay que afrontarlas. La cuestión sería saber si nuestra civilización del gusto por la lectura, por toda esa cultura de lo escrito que hemos heredado de nuestros antepasados, va a sufrir una especie de regreso a la Edad Media y a convertirnos en monjes en sus monasterios o, al contrario, vamos a saber dirigirnos al gran público. No hay que temer la desaparición de un cierto tipo de lector: sigue habiendo escritores muy exigentes, como Javier Marías en España, con un gran éxito de ventas. Pero también ha habido una gran distancia entre escritores como Borges u Octavio Paz y la literatura que "llega" al gran público. No hay fatalidad en estas cosas. Podríamos preguntarnos si ese gran público va a dedicarse exclusivamente a Facebook o va a seguir leyendo. Yo estoy convencido de que seguirá habiendo lectores. La literatura siempre ha sido algo precioso: extremadamente frágil y, a la vez, asombrosamente resistente. No, no hay que temer su desaparición, ya la hemos visto sobrevivir al surgimiento de los nuevos medios de comunicación; pero tampoco debemos esperar que se extienda. Se ha vertido mucha tinta sobre la evolución del mundo editorial hacia el mundo de los negocios, sobre cómo editoriales como Planeta, Hachette o Bertelsmann han ido comprando y vendiendo otras empresas: pero estos grandes movimientos de capital no tienen relación propiamente dicha con el mundo del libro, con la cultura del libro.


P. El libro de Assouline sobre su abuelo muestra que inquietudes actuales fueron también inquietudes del pasado. A él le preocupaba si debía o no publicar literatura popular, y creó la "serie negra". ¿A usted qué le preocupa ahora de la relación entre la industria y su concepto personal del libro?

R. La problemática no ha cambiado desde principios del siglo XX. Mi abuelo no dudó en publicar libros muy comerciales junto con otros mucho más exigentes, como la poesía de Lorca o los ensayos de Valéry. Lo importante era saber cómo se podía combinar la publicación de libros populares y la de libros de calidad. Y atreverse a decidir. Mi abuelo no quiso publicar a Simenon en la Pléiade, a pesar del apoyo de Gide. Fue un error por su parte, que yo corregí. Por el contrario, Céline fue publicado en la antigua Pléiade, a pesar de ser un antisemita y un provocador: fue una elección difícil y muy valiente. En el oficio de editor hay que saber amar, pero también hay que saber elegir. No hay que ponerle límites al gusto literario. Siempre hay que buscar, como busca un pescador, pero también hay que conocer y dejar que lleguen las mareas en lugar de intentar atraerlas.


P. Su abuelo tenía una enorme autoridad y dominaba todos los sectores de la edición. ¿Qué diferencia hay entre él y la figura del editor actual?

R. En la época de mi abuelo, la librería desempeñaba un papel muy importante, había muchas editoriales familiares, independientes: el mundo del libro era como un verdadero pueblecito. Hoy rige la ley de mercado y encontramos grandes engranajes, grandes superficies, pocas editoriales independientes, una gran concentración en los grupos fuertes, cada vez menos librerías. Por fortuna, las editoriales no construyen aviones, y pueden recuperar con mayor facilidad el equilibrio frente a los problemas de mercado y de distribución, sin que el tamaño de la empresa productora suponga una diferencia fundamental. La fuerza de Gallimard radica en ser una editorial de escritores. Malraux, Paz, Borges nos han recomendado libros; escritores como Vargas Llosa nos siguen descubriendo autores.


P. Gallimard se ha mantenido independiente durante un siglo. ¿Cómo lo ha logrado?

R. Son varios los factores que han protegido la editorial en momentos de peligro: la calidad, la opinión pública, incluso la preocupación de políticos como Mitterrand. Ha habido un movimiento general de simpatía por nuestro quehacer literario, por una editorial que ha representado algo importante a lo largo de toda su historia y lo sigue haciendo ahora.


P. ¿Con los mismos presupuestos intelectuales, culturales, en medio de la revolución digital?

R. La revolución digital es una revolución tecnológica, basada en la rapidez con la que podemos captar contenidos. Lo importante es saber si esta revolución va a transformar el comportamiento del lector o del imaginario del escritor. Yo no creo que eso suceda, del mismo modo que ni la radio ni la televisión transformaron nada en ese aspecto. El peligro no es lo digital: como dije antes, la edición digital es una oportunidad. El auténtico peligro es la gratuidad. No se trata de culpar a Internet sino a la piratería. Estamos trabajando en crear una colección digital que sea atractiva para los jóvenes, no demasiado cara. Gallimard ha entablado procesos judiciales contra servidores de acceso como Orange, para que dejen de alojar sitios en los que la gente sube ilegalmente libros de la editorial. Y hemos conseguido que se cierren esos portales, pero a la vez Orange nos ha atacado en nombre del libre acceso. Como presidente del SNE [Sindicato Nacional de la Edición], actualmente lucho por los derechos de la explotación digital y por conseguir una ley que asegure el control de precios del libro digital, tanto para preservar el valor del libro, de la creación y de la edición como para proteger a los libreros y a los escritores.


P. La música y el cine se han visto gravemente afectados por la piratería. ¿Considera que el mundo del libro está mejor equipado para luchar contra ella?

R. El libro está mejor armado que la música porque, por naturaleza, no es tan inmaterial. El libro alcanza a más sentidos: el tacto, por el formato, el olor del papel, la vista... Y su intermediario histórico es el librero. En Francia tenemos la suerte de seguir contando con muy buenos libreros, al contrario que en el Reino Unido, por ejemplo, donde el librero ha desaparecido... El mundo de la música nunca se dio cuenta del peligro; pero el libro ha llegado más tarde que la música al mundo digital. Incluso los políticos, los medios de comunicación y la opinión pública han tomado conciencia del riesgo. Ahora tratamos de que el mercado sea lo más amplio y atractivo posible, pero sin dejar de luchar contra la piratería.


P. Pero hay un sector que considera que la cultura debe ser gratuita.

R. Sin duda. No solo en Francia, en todas partes.


P. ¿Y cómo se puede luchar por el libro en el medio digital?

R. Es importante construir un marco legislativo que permita sostener el mercado. Si los editores dejan de pelearse entre sí por el precio del libro, se puede crear un mercado capaz de instalarse. Hasta ahora, la política comercial la han dirigido, sobre todo, las grandes superficies como la FNAC. Los editores deben ganar mayor presencia en la política comercial. Y el Gobierno europeo debe acordar, de una vez por todas, medidas tan duras contra los servidores de acceso respecto a la piratería como, por ejemplo, respecto a la pedofilia. Aceptar el hecho de que la piratería existe, y penalizarla. Cosa que hará; es una cuestión de tiempo.


P. ¿Cree que la opinión pública europea está preparada para asumir medidas tan impopulares?

R. No, creo que todavía es pronto. Pero creo que lo hará en los próximos 20 años.


P. ¿Cuál es su percepción, como editor tradicional, del mercado del libro digital?

R. De momento, nuestra experiencia en este sector es muy limitada. En Estados Unidos, el mercado digital empieza a ser importante. En Francia, por ahora, supone menos del 1%. Encontramos en él muy poca literatura, y apenas libros de arte. Sin embargo, hemos digitalizado nuestro catálogo para que las obras estén más disponibles, lo cual nos facilita también la capacidad de reacción a la hora de editar. En 2007 se instaló en Estados Unidos la primera máquina pública de "libro expreso", que permitía al usuario la impresión y encuadernación "a la carta" de un libro en cuestión de minutos. Sin duda, el libro digital facilita muchas cosas; por ejemplo, las devoluciones de las librerías suponen una gran dificultad para el editor, pero el libro digital soluciona el problema del almacenamiento.


P. Puede ocurrir que, como en las películas de Hitchcock, nos estén desviando con las preocupaciones digitales otros asuntos cruciales del mundo del libro...

R. El libro digital nos preocupa porque puede suponer, sobre todo, la desaparición de los intermediarios naturales entre el lector y el autor. Y se teme que esto arrastre toda una conmoción, un cambio radical en el mundo del libro. Que ya no haya necesidad de editores o de libreros. Yo creo, al contrario, que puede producirse un retorno a ciertos valores tradicionales, un rechazo a la idea de que nuestra vida gira en torno al dinero, del mismo modo que ya existen movimientos alternativos de reacción contra la comida rápida de mala calidad o contra el consumismo compulsivo, especialmente a raíz de la crisis económica. Esta es mi apuesta.


P. A su alrededor la gente se refiere a usted como al capitán de un barco. Para quien no es marinero como usted, un barco puede evocar la idea de soledad y miedo. ¿Siente usted a veces esa soledad, ese miedo, en el mundo de la cultura de hoy? ¿Estamos en un momento en que sería legítimo sentirlo?

R. La imagen marítima es acertada por dos razones. La primera, porque me gusta la navegación de cabotaje, me gusta descubrir gentes y paisajes. La segunda, porque la tripulación es fundamental para mí. Puede que haya noches en que no consiga dormir, me levante y lea un libro; pero durante el día, la presencia de la tripulación me tranquiliza. Tengo amigos que tripulan el barco del mundo del libro en todas partes, mantengo con ellos una relación cálida, hospitalaria, generosa.


P. Un veterano periodista español, Jesús de la Serna, dice que el capitán come solo en su camarote...

R. También me gusta estar solo. No hay nada más importante que disponer de momentos para uno mismo. Por ejemplo, momentos para leer.


P. Una editorial que ha pasado de su abuelo a su padre, a usted. ¿Qué peso tiene la tradición aquí?

R. La tradición es descubrir y editar un libro por su calidad intrínseca. Y para preservar la tradición a veces hay que retorcerle el cuello, so pena de convertirse en una caricatura de la propia historia. Por eso Gallimard no ha tenido miedo de acoger al mismo tiempo a autores muy diferentes entre sí: desde los surrealistas al nouveau roman o Mauriac, hasta los autores contemporáneos.


P. ¿Hay una palabra que defina su relación con el mundo de la edición?

R. Diría que la paciencia.


Cultura. El pais digital. El peligro no es lo digital, es la gratuidad. http://www.elpais.com/articulo/reportajes/peligro/digital/gratuidad/elpepucul/20110327elpdmgrep_5/Tes. [Consulta: 27/03/2011]

sábado, 19 de marzo de 2011

La venta de e-books se disparó a comienzos de 2011

Según un informe divulgado por la Association of American Publishers (AAP), las ventas de libros digitales (e-books) aumentaron en enero más de un 115 por ciento frente al mismo período del año anterior.

De acuerdo al informe, la venta neta de libros electrónicos aumentó a 49,6 millones de euros (69,9 millones de dólares) frente a 23 millones de euros (32,4 millones de dólares) en enero del 2010, extendiendo la creciente demanda de estos libros mientras las ventas de ejemplares tradicionales continúan cayendo.

Los radicales cambios tecnológicos han preocupado a la industria del libro, que se enfrenta con dispositivos electrónicos y Tablets PC introducidos en el mercado editorial mientras las ventas generales de libros en Estados Unidos disminuyen.

Las ventas de libros de tapa dura para adultos cayeron desde 39,3 millones de euros (55,4 millones de dólares) en enero del 2010 a 34,8 millones de euros (49,1 millones de dólares) en el 2011, mientras que las ediciones económicas para adultos disminuyeron más de un 30 por ciento durante el mismo período, de acuerdo a la AAP.

Pero las ventas en la categoría de educación avanzada se mantuvieron relativamente estables, cayendo solo levemente a 271 millones de euros (382 millones de dólares) en enero del 2011, desde 387,6 millones de dólares (27 millones de euros) durante el mismo período del año anterior.

Redacción ocio. COPE digital. La venta de e-books se disparó en 2011.

http://www.cope.es/ocio/18-03-11--la-venta-de-e-books-se-disparo-a-comienzos-de-2011-235100-1. [Consulta: 19/03/11]

Córdoba, metáfora de Góngora

Fue Luis de Góngora y Argote quien hace casi un siglo reunió en Sevilla a toda una generación de escritores tan inmortal como el propio cordobés, insigne exponente de la literatura del Siglo de Oro. Ahora es su ciudad natal, Córdoba, aspirante a Capital Europea de la Cultura en 2016, la que se prepara para volver sobre la figura del clásico del que han bebido, una tras otra, casi todas las generaciones de escritores que le han seguido.


En esta ocasión, la excusa para reunir a expertos en el padre del gongorismo, son los 450 años de su nacimiento. Los actos que se están preparando para celebrar esta efemérides tienen vocación de traspasar fronteras. El profesor de la Universidad de Córdoba Joaquín Roses será el comisario de una gran exposición que ya prepara la sociedad estatal Acción Cultural Española.


Esta muestra, que llevará por nombre 'Góngora: Magnitud estética y universo contemporáneo', se ubicará en la Sala Vimcorsa y el Centro Pepe Espaliú, y se desarrollará entre los meses de diciembre de 2011 y febrero de 2012.


Prueba de la singularidad de la muestra es el presupuesto con que cuenta, 250.000 euros. Se exhibirán, entre otras cosas, manuscritos de las principales creaciones literarias de Luis de Góngora. El público podrá contemplar algunas de las primeras ediciones de sus obras y conocer cómo influyeron éstas en el desarrollo posterior de diferentes corrientes artísticas, no sólo de la literatura. De hecho, la exposición incluirá 30 pinturas, 15 grabados, 25 manuscritos fechados en el siglo XVII, 45 impresos de los siglos XVI y XVII y 35 publicaciones del siglo XX.


Congreso internacional


También está prevista la celebración de un congreso internacional en torno a la figura de Góngora. En él participarán algunos de los mayores expertos internacionales en su obra. El congreso, que se celebrará en noviembre, versará en torno a 'El universo de Góngora: Orígenes, textos y representación'. El presupuesto estimado para su organización alcanza los 125.000 euros y será también el profesor Joaquín Roses el encargado de dirigirlo.


Entre sus principales objetivos se encuentra también el de acercar la figura del escritor cordobés a los ciudadanos, aprovechando actividades como Cosmopoética o la Feria del Libro.


La música también estará presente en los actos de homenaje a Góngora. La soprano Juana Castillo y la Orquesta Barroca Cristóbal de Morales ofrecerán una serie de conciertos, junto con el Grupo Cinco Siglos y el Coro Zyriab, que llevarán la obra del autor de las Soledades a diferentes puntos de la ciudad convertida en melodía.


También se dedicará a Góngora algún acto del Día Mundial de la Poesía, se harán marcapáginas de promoción con la imagen del escritor, y hasta los autobuses y los naranjos del casco histórico llevarán puestas sus letras, en una actividad denominada 'El jardín de las metáforas'.


Caracava, Toñi. El mundo digital. Córdoba, metáfora de Góngora. http://www.elmundo.es/elmundo/2011/03/17/andalucia/1300386012.html

[Consulta: 19/03/11]

miércoles, 9 de marzo de 2011

Una edición que bate récords

En total, España aporta 118 originales, mientras que Argentina supera la participación de nuestro país con 155 obras. Colombia, México y Uruguay siguen a estos dos países en número de participantes. Todos los finalistas proceden de Latinoamérica y España. Los originales procedentes de otros lugares europeos, 17 en total, han quedado fuera en esta ocasión, así como las dos de Suráfrica e Israel.

Los escritores Ángela Becerra, Guillermo Martínez y Álvaro Pombo, a los que se unen Imma Turbau (directora general de Casa de América) y Alberto Díaz (director editorial de Planeta Argentina), además de Ricardo Sabanes (director editorial de la división internacional del Grupo Planeta) forman el jurado del galardón, dotado con 200.000 dólares, y cuyo fallo se dará a conocer en Santiago de Chile. Esta edición del certamen recupera la fallida del pasado año que iba a tener lugar en Valparaíso, también en Chile, coincidiendo con el V Congreso de la Lengua Española. Desgraciadamente, el terremoto que asoló el país supuso su cancelación. En la primera edición de este premio resultó ganadora en Bogotá «El enigma de París», de Pablo de Santis. Al año siguiente, 2008, con Buenos Aires como escenario, lo obtuvo «La casa de Dostoievsky», de Jorge Edwards, mientras que en 2009 el galardón fue para «Ella, que todo lo tuvo», de Ángela Becerra, otorgado en México D. F.

Promoción del español
Junto a este galardón, que tiene como objetivo promover la narrativa en nuestra lengua en todos los países latinoamericanos, también se celebra un encuentro entre Prensa de información cultural y autores de ambos lados del Atlántico titulado «Literatura y Nuevos Medios», que tendrá lugar el 14 de marzo en el Centro Cultural de España en Santiago de Chile.