Al caballero Arnaldo le gustaba comer las setas asadas con la salsa de la carne los domingos. Era el día que Arnaldo lo dedicaba a la caza y a las tareas del campo. Solía regresar a casa a la hora nona, con un par de piezas sobre sus hombros y con la ropa sucia de haber pasado gran parte de la jornada tumbado en el suelo. Cuando salía de casa bien temprano le dejaba una nota a la cocinera que decía: "Sofía, haz salsa en abundancia, me pasaré por la casa de Damián para recoger la hogaza de pan".
Pero aquel día, cuando Arnaldo volvía de su caza rutinaria algo le llamó la atención nada más entrar en su casa... ¡no olía a salsa! y... ¿dónde estaba la cocinera?
Arnaldo buscó por todas partes.
- ¡Sofíaaaaaa!, gritó Arnaldo.
- ¡Socorroooooo!, ¡ayudame Arnalditoooo!, ¡no puedo salir de aquí!.
Unos ladrones habían entrado en la casa del caballero, y para poder andar a sus anchas, decidieron encerrar a Sofía en un cuartito.
Arnaldo corriendo fue a sacar a Sofía:
- Sofía ¿estás bien? ¿qué ha pasado? - preguntó Arnaldo.
Sí, estoy bien, pero ha ocurrido algo gravísimo - contestó Sofía.
Entraron unos bandidos y subieron al desván. Yo traté de impedírselo pero me ataron y me encerraron aquí. ¡Señor subieron al desván y lo han visto todo! A estas horas lo sabrá ya todo el pueblo, nos han descubierto...
Arnaldo al ver que le habían robado su secreto empezó a chillar y a ponerse furioso porque no entendía como los ladrones no le habían dejado ni su receta secreta para su plato preferido (setas asadas con la salsa de la carne) por lo que decidió ponerse su armadura preferida -esa que de tantas batallas le había salvado la vida-, montarse sobre su fiel caballo Lucero, pasearse por todo el pueblo, e intimidar así a las personas que se dieran por aludidas. Estaba decidido. Sin embargo, había un problema... no encontraba su yelmo...
Pero aquel día, cuando Arnaldo volvía de su caza rutinaria algo le llamó la atención nada más entrar en su casa...¡no olía a salsa!y...¿dónde está la cocinera?
ResponderEliminarArnaldo buscó por todas partes
-¡Sofíaaaaaa!, gritó
-¡Socorroooooo!, ¡ayudame Arnalditoooo!, ¡no puedo salir de aquí!
Unos ladrones habían entrado en la casa del caballero, y para poder andar a sus anchas, decidieron encerrar a Sofía en un cuartito.
ResponderEliminarArnaldo corriendo fue a sacar a Sofía:
- Sofía ¿estás bien? ¿qué ha pasado?-preguntó Arnaldo.
Sí estoy bien, pero ha ocurrido algo gravísimo-contestó Sofía...
- Entraron unos bandidos, subieron al desvan, yo trate de impedirselo pero me ataron y me encerraron aquí. ¡Señor subieron al desvan y lo han visto todo! A estas horas lo sabra ya todo el pueblo, nos han descubierto...
ResponderEliminarArnaldo al ver que le habían robado su secreto empezó a chillar y a ponerse furioso porque no entendía como los ladrones no le habían dejado ni su receta secreta para su plato preferido( setas asadas con la salsa de la carne) por lo que decidió.....
ResponderEliminarponerse su armadura preferida -esa que de tantas batallas le había salvado la vida-, montarse sobre su fiel caballo Lucero, pasearse por todo el pueblo, e intimidar así a las personas que se dieran por aludidas. Estaba decidido. Sin embargo, había un problema... no encontraba su yelmo...
ResponderEliminarComenzó a buscarlo por todos los rincones de la cuadra, era peor que buscar una aguja en un pajar, ya que encontraba de todo menos lo que ansiadamente deseaba.
ResponderEliminarPero, finalmente se acordó que se lo había dejado a su sobrino, para que jugara a los caballeros.
Por lo que de un salto se monto sobre Lucero, y partió velozmente…